‘Memoria del silencio’, Jesús Quintero: Palabra eterna

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«Estamos aquí para vivir. Para vivir, ¿para qué? Estamos aquí para morir. Para morir, ¿hacia dónde? Yo soy un loco que tiene por patria una colina donde a veces el río, el limonero, las flores y la tierra piensan en voz alta, conmigo, y me consuelan de preguntas con muy difícil respuesta…». Estas y muchas otras dudas, planteaba Jesús Quintero desde un universo onírico y, a la par, muy real, en una madrugada radiofónica de 1981. En ese momento se estaban asentando las bases de un estilo periodístico con sello propio, que ya se había empezado a definir tiempo ha pero al le quedarían por dar las mejores páginas. El portador de esta locura fue la representación del oxímoron puro, porque nunca unos silencios fueron más elocuentes; nunca una palabra concreta y certera abrió tantos horizontes difusos.

En un ejercicio de generosidad, su familia, la periodística y la carnal (constituida por mujeres generosas desde la cuna, como sus hijas, que siempre le sintieron cerca pero supieron lo que era no tenerle al lado) ha editado una obra que aúna fragmentos de algunas de sus conversaciones más célebres con textos inéditos extraídos del archivo familiar. El valor reside en lo que tiene de antología y de novedad, aunque en esos tesoros domésticos no se nos descubra a otra figura distinta de la que conocimos porque, como dice Lola Quintero «es muy difícil separar el personaje de la persona», al Jesús ante el micrófono y ante el plato de sopa.

Jesús conocía bien el poder de las palabras. Sabía que millones de hombres han matado por algunas que quizá ni sabían lo que significaban y no le era ajena la capacidad liberadora que estas tenían para otros. Quizá por eso, consciente del privilegio de que su trabajo fuese frente a un micrófono, mimó con denuedo sus preguntas y cultivó una fascinación casi mística por quienes hicieron del silencio un instrumento para su fin vital. De ellos bebía para transitar con tanta facilidad de la clausura del alma al plató del mundo.

Uno se imagina estas páginas como dignas de ser leídas con un ceremonial intimista, a la vera de una lámpara y con una taza caliente, como queriendo aprehender algo de la atmósfera en la que tuvieron lugar los encuentros cuyos diálogos se ponen aquí negro sobre blanco. Conversaciones con gente de toda clase y condición; personajes y personas; aquellos que han ocupado primeras páginas y otros con los que se cruzó en su devenir por las calles de Andalucía y del mundo entero. Del subcomandante Marco o José Saramago a Pepe Ibarra, el hippy de Almería, o el filósofo Liberto, se sentaba frente a todos concediéndoles la misma dignidad y el mismo trato.

Hace un año este loco voló hacia nuevas colinas, seguramente para seguir preguntando, ahora por las razones de la otra vida, una vez examinadas todas las causas y cosas de esta. Los que le quisieron aquí, custodios de una herencia que trasciende lo físico, han emprendido la hermosa labora de gestionar su legado para que sea patrimonio de muchos y esté al alcance de quien quiera buscar respuestas, o plantearse nuevas dudas, a través de sus más de 4.000 entrevistas. Sirva este libro como primera piedra de esta apasionante empresa.

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